Está la de los juegos deportivos (Nacionales, Laborales, Estudiantiles, Olímpicos)
la Antorcha de la Estatua de la Libertad,
la de Juan Santamaría que es una de las más importantes. Por supuesto, no puede
faltar, la que recorre Centroamérica año con año desde 1964. Esa fue declarada
símbolo nacional por Pacheco: La Antorcha de la Independencia.
Todos los años nos venden la idea de que es el símbolo que representa el
recorrido que hizo la noticia de independencia. Pero, ¿de verdad Costa Rica se
independizó un 15 de setiembre? ¿Vivimos actualmente como un país libre y soberano? ¿Tiene sentido
este recorrido que hacen los estudiantes?
En mi opinión, todas las preguntas se responden con un rotundo no.
El 15 de setiembre de 1821 únicamente se firmó el acta de independencia
de Guatemala, junto con la invitación a las demás provincias a sumarse. Es
decir, Guatemala no tomó la decisión por ellas.
Fue hasta el 29 de octubre de ese mismo año que Costa Rica, en cabildo
abierto decide que deja de pertenecer al Imperio Español, aún así tampoco su
independencia total. A pesar de haber desaparecido, existía el conflicto de si
nos declarábamos una nación libre e independiente o nos anexábamos al Imperio
Mexicano. Es esta fecha la que marca el inicio de Costa Rica como nación.
A la segunda pregunta creo que la respuesta es obvia, también un no
abrumador.
Por decisión de la mayoría, el domingo 7 de octubre de 2007 los
costarricenses acudimos a las mesas de votación con fin de decidir si aceptamos
un “Tratado de Libre Comercio” con los Estados Unidos de Centroamérica.
La pregunta en ese referéndum fue
la siguiente:
“¿Aprueba usted el Tratado de Libre Comercio
República Dominicana, Centroamérica-Estados Unidos?”
Al parecer fue muy
simple y directa, lo que no se estableció, discutió, informó a la ciudadanía
era todos los aspectos que tocaba este “tratado
comercial”.
Aquí no se le
preguntó al ciudadano si estaba de acuerdo que se abriera el mercado de
telecomunicaciones y de seguros, nunca se le dijo que si bien los productos
agrícolas nuestros (principal producto de exportación costarricense) entraban
con un arancel de 0% a un mercado muy grande, los productos de ese mercado cuentan
con subsidios, que hacen que los
productos ticos no sean competitivos.
Estos subsidios
contravienen con los acuerdos alcanzados en la Organización Mundial del
Comercio (OMC). A pesa que dicha organización ha advertido a los Estados Unidos
de la situación, este país no ha hecho el menor caso y la OMC los deja hacer.
Lo anterior lo cito
como ejemplo de una de las desventajas con las que entran los países
centroamericanos en este “tratado”, pero eso no es lo importante. La base de este ejemplo es como se trató de intimidar
al pueblo. Haciéndole creer que si dicho tratado no se aprobaba, la situación
del país sería precaria. Los países que ya lo habían ratificado tenían ventaja.
Esto sin olvidar la propaganda del miedo, emprendida en las empresas, en los
medios de comunicación, las amenazas a la Iglesia Católica para que no
intervinieran, y una larga lista de etcéteras.
En esos días el
gobierno de EE UU envía un nuevo embajador a nuestro país y lo primero que dice
en las noticias es: si no se aprueba el TLC, EE UU no podrá enviar más ayuda a
Costa Rica. Entonces, en realidad ¿son estos ayudas desinteresadas o son fondos
con los que compran una nación?
La respuesta
también es obvia, nuestros gobernantes se han vendido a los intereses de los
grandes imperios, por un precio muy barato y si no se hace lo que los “jefes”
quieren, nos tenemos que atener a las consecuencias.
Ahora sí, llegado
al punto de inicio, la antorcha. Ese símbolo nacional nos recuerda que en 1821
circuló una carta donde nos invitaba a ser una nación libre, soberana e
independiente.
Esa carta que
todavía no sabemos dónde quedó. Tal vez
nuestros jóvenes la puedan encontrar en ese recorrido. Ojala la antorcha
ilumine ese lugar oscuro donde se perdió o tal vez ese recorrido sirva para que
nuestros jóvenes tomen la conciencia de la patria que hay que construir.
Todo lo que una
antorcha logró en 1856 se perdió. Aunque estoy seguro que no para siempre. Porque
está perdido, la cuestión es: vamos a buscar ese tesoro de la independencia, lo
vamos a apreciar, lo vamos a defender o seguiremos dándole la espalda a la
verdad. Porque está perdido, no está destruida.
Esa antorcha,
esperemos que ilumine y sirva para que día a día nos muestre el camino para
formar esa patria. Que algunos creen que tenemos y que otros estamos seguros
que debemos construirla.
Carlos Herrera Carvajal
14/09/2012
Nota: La imagen es puramente de manera ilustrativa y fue
tomada de google imágenes. (jeje, por aquello de los derechos de autor jaja)