Comentario del artículo "Los Prisioneros" de Eduardo Galeano
Verdades sin más. Directas. Sin recelos ni remordimientos. La vida de una sociedad que llamamos moderna.
Simple y desgarradora nos muestra Galeano nuestra realidad. Este mundo que maneja el dinero y las ansias de poder. Con los derechos de la nobleza moderna, esta sociedad no es más que un estado feudal.
Y los presos del miedo, ¿estamos libres?
Nadie es libre. Todos vivimos en una realidad cerrada. La humanidad se ha divido, nos han cuadriculado, nos clasificaron según su conveniencia. ¿Quiénes? Nosotros mismos.
Vivimos con miedo de nuestros vecinos, con miedo del policia, con miedo del presidente. Miedo de vivir, en algunos lados miedo de decir.
Vivimos en una sociedad Latinoamericana donde según el escritor uruguayo ser pobre es castigado y, lamentablemente, tiene toda la razón. “Cárceles inmundas, presos como
sardinas en lata…” pobres todos ellos.
Cualquiera podría decir que Galeano vio el futuro. Este artículo fue publicado en agosto de 1996. Claramente hablaba del mal que aquejaba a esta Latinoamérica tan nuestra y que nunca ha conocido un segundo de libertad, desde 1492.
Y no, este texto es precisamente de 1996. Podría ser coincidencia esa semejanza con el mundo 13 años después.
Los mismos problemas: delincuencia, asesinatos, drogadicción, narcotráfico, corrupción política, desigualdad entre muchos otros que actualmente nos aquejan. Solo una diferencia, la sociedad se ha vuelto un poco más inmune y los medios de comunicación han dado su apoyo a esa inmunidad ante la deshumanización de la sociedad.
Los medios tienen una gran culpa en esto. Programas estupidizantes, el opio del pueblo dejó de ser la religión, ahora es el dinero el más poderoso pero su lugar lo está ocupando la televisión.
Todos lo vemos a diario en nuestros medios. Todos escuchamos las noticias y las vemos en los periódicos. La sociedad se mueve inexorablemente hacia su decadencia moral y cultural.
Eduardo Galeano nos presenta una visión social completamente real donde a pesar de estar cercana a todos y ver su rostro todos los días, ese rostro de miseria, el “piedrero” que mendinga plata, el ladrón de la tele, el que come de la basura en la Plaza de la Cultura.
¿Cuántos de nosotros nos hemos detenido a observarlos? A pensar cómo solucionar estos problemas, a salir de nuestro encierro y entender que esto se soluciona con la ayuda de cada uno de nosotros.
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